lunes, 9 de febrero de 2015



Sărbătorile poeziei




G. Bacovia (1881-1957)


Voz singular, tal vez la última importante dentro del simbolismo europeo.

Su poesía se funda en muy pocos elementos –lluvia, metal, nieve,tristeza, soledad–, es de escaso color y repite obsesivamente ciertas palabras. El ideal literario de Bacovia se formó en un tiempo en que la lírica europea estaba dominada por aquellos “poètes maudits”,sufriendo las influencias de Laforgue, Rodenbach, Rimbaud, Verlaine.

Asumidos orgánicamente, Bacovia construye su propio simbolismo conforme a su sensibilidad, renunciando a todo lo que era rémora un tanto

barroca dentro de esta corriente. Muy elaborados,

sus poemas, más allá de la economia verbal, son música pura, dejando siempre la sensación de naturalidad y espontaneidad. Solitario, aislado, sufrido,aunque escribió poco, goza de una enorme popularidad; los poetas de todas las edades le dispensan un culto particular.

OBRA: Poesía: Plomo; Chispas amarillas; Con vosotros; Comedias de

fondo; Estrofas burguesas.



Plomo


Reposaban profundamente los ataúdes de plomo,

con sus flores de plomo, su adorno funeral.

Estaba solo en la tumba… y hacía viento…

y crujían las coronas de plomo.


Dormía reclinado mi amor de plomo

entre flores de plomo y empecé a gritar.

Estaba solo junto al muerto y hacía frío…

y colgaban sus alas congeladas de plomo.














Bucólica



Brama el otoño.

Agónicos –a lo lejos–

los pájaros pasan

y en secreto se esconden.


Se oye la lluvia…

Nadie en la calle;

Si te quedas fuera

el humo te ahoga.


Lejos, en el campo,

caen, lentos, los cuervos.

Y largos mugidos

salen del establo.


Las tristes esquilas

baten el vacío…

Ya es muy tarde

y aún no he muerto.


















Pálido


Soy el solitario de las plazas vacías

con tristes bombillas de luz desmayada.

Cuando las campanas claman en la noche plena,

soy el solitario de las plazas vacías.


Me acompañan carcajadas lúgubres y sombras

que asustan a los perros que vagan por los canales.

Bajo las tristes bombillas de rayos macilentos,

me acompañan carcajadas lúgubres y sombras…


Soy el solitario de las plazas vacías,

con luces y sombras enloquecedoras

que me inmovilizan y me hacen palidecer en silencio.

Soy el solitario de las plazas vacías.





















Neurosis


Afuera nieva como nunca,

mi amada toca el clavicordio

y la ciudad descansa ensombrecida

como si fuera un camposanto,


Mi amada toca una marcha fúnebre…

mientras que yo, atónito, me asombro:

Y ¿por qué toca ella una marcha fúnebre...?

Y ¿por qué nieva como en un camposanto?


Llora ella caída sobre las teclas

y gime como en un delirio…

Desafinado se muere el clavicordio

y está nevando como en un camposanto.


También lloro yo y, temblando,

desmeleno su cabello sobre los hombros.

La ciudad descansa vacía

y está nevando como en un camposanto.

 
Raro


Solo, solo, solo.

En una lejana posada,

hasta el dueño duerme.

Las calles vacías,

solo, solo, solo…


Llueve, llueve, llueve…

Tiempo de beber

y oír el vacío,

¡Qué melancolía!

Llueve, llueve, llueve…


Nadie, nadie, nadie…

Es mejor así.

Y desde hace tiempo

no sabe de mí

nadie, nadie, nadie…


Tiemblo, tiemblo, tiemblo…

Cualquier ironía

queda para vosotros.

La noche está entrada,

tiemblo, tiemblo, tiemblo…


Siempre, siempre, siempre…

extravagancias de ahora

no me llamarán.

Sobre el sueño brumas,

siempre, siempre, siempre…

Solo, solo, solo…

Tiempo de beber.

Oiga cómo llueve,

¡qué melancolía!

Solo, solo, solo…


Anochecer triste


Aquella mujer cantaba salvajemente,

ya tarde, en el café vacío.

Cantaba salvajamente… con inmensa pena.

Todo a su alrededor era frenesí

y monstruoso estruendo de timbales…

Aquella mujer cantaba salvajemente.


Aquella mujer cantaba salvajemente…

Y nosotros eramos como una manada triste.

A través del humo del tabaco, como nubes,

pensábamos en mundos que no existen…

Y en prolongados, satánicos ecos,

aquella mujer cantaba salvajemente.


Aquella mujer cantaba salvajemente,

todo a su alrededor era frenesí.

Ninguno ha regresado a casa,

y lloramos con las frentes sobre las mesas…

Mientras sobre nosotros, en el café vacío,

aquella mujer cantaba salvajemente…



G. Bacovia - Casa din Bacău











Agosto


Hay algunos muertos en la ciudad, amor mío,

por eso vine a decírtelo;

sobre el catafalco, debido al calor de la ciudad,

lentamente se pudren los cadáveres.


Los vivos también circulan podridos,

cual barro que germina con el calor.

Hiede a cadáveres, amor mío,

incluso tu pecho está un poco marchito…


Deja en los tapices intensos perfumes,

trae rosas para ponértelas encima.

Hay algunos muertos en la ciudad, amor mío,

y lentamente se pudren los cadáveres…


Poema final

Dejadme beber para olvidar lo que nadie sabe,

escondido en la oscura taberna sin decir palabra alguna.

Fumando, solo, sin que nadie sepa nada de mí.

De otro modo es difícil vivir sobre la tierra…



¡Que griten la vida y la muerte en la calle!

¡Que lloren los poetas sus vanos poemas!

Sé que sólo el hambre no es una broma ni un sueño.

Plomo, tempestad, vacío.

Finis…


La historia contemporánea…

Ya es hora… todos las nervios me duelen…

¡Ay, ven de una vez, grandioso futuro!


Tengo que irme para olvidar lo que nadie sabe,

amargado por los crímenes burgueses.

Sin decir palabra alguna.

Perderme solo en el mundo, sin que nadie sepa nada de mí…


De otro modo es difícil vivir sobre la tierra…

 
G. Bacovia - Casa din Bucureşti










............................................................................
R. Darie Novăceanu - 2015